Un gran momento para Racing Club

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Hay hazañas increíbles en el mundo deportivo, récords y rachas que trascienden por mucho tiempo, algunos de ellos son quebrantados por otras marcas aún más sorprendentes; sin embargo, hay proezas que se plasmaron en la historia que jamás serán igualadas, momentos que surgen en medio de un cumulo de situaciones para hacer de un hecho inolvidable. Justo como el 27 de diciembre de 2001, cuando después de una sequía de poco más de 35 años, un grande del futbol argentino consiguió un título: Racing Club de Avellaneda, equipo que ha sido el único en llenar en un solo día dos estadios.

Aquella tarde, la Academia se enfrentó de visita ante Vélez Sarsfield en la fecha 19 del torneo local, los dirigentes de Racing decidieron colocar una pantalla gigante en el estadio de los blanquiazules; El Cilindro de Avellaneda lució completamente lleno ese día, lo mismo que El Fortín en Liniers casa de los anfitriones. Las gradas de ambos estadios estaban llenas de hinchas de Racing en lo que sería un hecho sin precedentes en el futbol, no solo del país sudamericano, sino del planeta.

Mientras la Argentina se prendía fuego a finales de ese año debido a una terrible crisis financiera, y a la renuncia de su entonces presidente Fernando de la Rúa, Racing Club rompía un maleficio de 35 años. Desde aquel 1967 los de Avellaneda no podían ser campeones en la liga. Hace 13 años, con un gran equipo, la oncena dirigida en aquel entonces por Reinaldo Merlo, colocaba un nuevo título en sus vitrinas.

Ese día, a la escuadra de Racing con un punto le alcanzaba para saborear de nuevo la ansiada gloria, y así fue, los racinguistas consiguieron el empate de la cancha de Vélez. River, el otro aspirante a la corona, goleaba 6 a 1 a Rosario Central, resultado que de nada les serviría a los millonarios, Racing Club lo había conseguido, obtuvo el séptimo gallardete en el profesionalismo, con un total de 42 unidades, un arriba que su más cercano perseguidor River Plate.

Cuando se escuchó el pitazo final del cotejo, los hinchas invadieron el campo, celebraron entre lágrimas y gargantas furiosas el título. Lo mismo, a pesar de verlo en una pantalla gigante, pasó en El Cilindro. Como si estuviesen en Liniers, también hay vuelta olímpica. También hay otra cancha llena. No alcanzó un estadio para festejar el campeonato; recuerdo que sigue imborrable en la mente de muchos.

Kikin, un gitano del balompié

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Francisco Fonseca se hizo goleador con fuerza de voluntad, le costó tiempo ganarse un lugar en la titularidad y más aún marcar su primera diana en el máximo circuito; sin embargo, la historia fue muy diferente con el combinado azteca.

Kikin debutó con La Piedad el 22 de julio de 2001 en el Jalisco contra el Rebaño, pasó a los Pumas en el Apertura 2002, pero fue hasta el Clausura 2003, después de jugar 37 cotejos en Primera División, que hizo su primer gol.

Con los felinos del Pedregal hizo 24 goles, dejó al equipo después de obtener el bicampeonato en el Apertura 2004 y tuvo un polémico traspaso al Cruz Azul.

Con los cementeros se presentó como delantero, donde a pesar de sus limitaciones técnicas, que sustituía con fuerza y esfuerzo, demostró su poder goleador de inmediato, sacudió las redes de los arcos rivales en ocho ocasiones en el Clausura 2005, dos más en la Liguilla, otros ocho en el Apertura 2005 y siete en el Clausura 2006 para sumar 25 defendiendo la causa celeste antes de irse al Mundial.

Su presentación con el Tri fue el 27 de octubre de 2004. Hasta el día del llamado para integrar la lista preliminar de 26 jugadores. Para el Mundial Alemania 2006 era el segundo mejor anotador de la selección en la era La Volpe, sólo detrás de Jared Borgetti, con 17 tantos en 27 juegos.

Tras el Mundial de Alemania 2006, Fonseca realizó un millonario contrato con el Benfica de Portugal, donde tuvo poca participación. A principios del 2007 se oficializó su regreso al balompié mexicano. Fue repatriado por Tigres, donde disputó 109 partidos y marcó solamente 15 goles, finalmente se anunció su salida, para trasladarse al Atlante en 2011. El traspaso se hizo oficial el 24 de diciembre de 2010.

Miguel Herrera lo llevó al equipo azulgrana. Desde que llego en el año 2011, Fonseca jugó 74 partidos y marcó 11 goles con la playera de los potros.

Para el Clausura 2014 fue puesto transferible por su club, más tarde se confirmó su traspaso al Santos de Guápiles de la Primera División de Costa Rica. Sin embargo, el 14 de julio el equipo anunció que el entrenador Enrique Maximiliano Meza no contaría con Fonseca para el Torneo de Invierno.

En pasados días se manejó en los medios de comunicación durante el draft del futbol azteca que Fonseca  podría continuar su carrera profesional en el futbol de Honduras con el Marathón para el año venidero.

Gatillero Palencia

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Desde su debut mostró ser un líder sobre el césped, ese día fue justo un 23 de diciembre de 1994 defendiendo los colores de Cruz Azul

Carácter, empuje y personalidad fueron una característica de Juan Francisco Palencia, quien desde muy pequeño tuvo contacto con el futbol, pues  su padre lo llevaba a ver al Atlante, escuadra a la que Paco le tomó cierto afecto; sin embargo,  no toda su infancia estuvo repleta de balones, otra de sus grandes pasiones fue la música: el rock su género preferido, gusto que siempre estuvo presente en el desarrollo de la carrera del jugador. Su trayectoria comenzó un 23 de diciembre de 1994 enfundado en la camiseta de la Máquina Celeste (1994-2001).

El Niño, como en un principio le apodaron en la Noria, desde su debut se hizo presente en la cancha, su fuerte temperamento y entrega sobre el césped le valieron el ganarse a la afición cementera. Palencia se consagró en la historia del Cruz Azul en el torneo Invierno 1997, cuando llevó a la máquina a la Final para consagrarse campeón, el último título de los celestes  en poco más de 17 años.

Tiempo después, ya como capitán de la escuadra, fue pieza fundamental para el subcampeonato del Cruz Azul en la Copa Libertadores del 2001, donde sacudió las redes de los arcos rivales en nueve ocasiones. La esperada final fue contra un grande de Argentina: Boca Juniors. Él les anoto el único gol en el tiempo reglamentario en el partido de vuelta en la Bombonera, diana que empataba el marcador global a uno por bando; finalmente el equipo mexicano perdió en la fatídica tanda de penales. El número 17 de su dorsal se había convertido en un emblema.

Paco había crecido, ya no era más El Niño, ahora era conocido como El Gatillero, pues había desarrollado una potencia de tiro demencial. Palencia, después de la Libertadores emprendió la aventura europea con los Periquitos del Espanyol de Barcelona (2001-2002); sin embargo, no logró brillar en el Viejo Continente y regreso un año más tarde a México. A pesar de su poca actividad, logró anotar en seis ocasiones en tierras ibéricas.

La directiva del Cruz Azul, se deshizo de él a un año de su retorno (2002-2003), y terminó en las filas del Rebaño Sagrado (2003-2005), equipo en el que tomó un segundo aire, pues encaminó a Chivas al subcampeonato del Clausura 2004. El año siguiente emigró a Chivas USA (2005-2007) y finalmente regresó a suelo azteca para retirarse con los Pumas (2007-2011), equipo con el que consiguió dos gallardetes.

Palencia vistió tres de las cuatro camisetas de los llamados equipos grandes en México, solo le faltó enfundarse en los colores del América; sin embargo, alguna vez comentó a los medios que nunca jugaría para la escuadra que siempre vio como su enemiga deportiva.

El Matador mexicano

MatadorSe consagró en la historia, convirtiéndose en el máximo anotador mexicano en los mundiales con cuatro dianas. Ocupa también un lugar en la tabla de jugadores con más goles con selección con 35 tantos.

En medio de la selva de Veracruz, nació  un día como hoy pero de hace 46 años, uno de los mejores delanteros que ha visto el balompié nacional en los últimos tiempos: Luis Hernández, mejor conocido como El Matador, apodo que se ganó debido al olfato goleador y a la determinación que el ariete mostraba dentro del área rival. Su trayectoria de poco más de 15 años lo avala, pero hay un momento cumbre en su carrera: La Copa del Mundo de Francia 1998.

El primer partido del combinado mexicano en Francia 98, fue contra Corea del Sur, equipo que con un tiro libre abrió el marcador; sin embargo, la segunda mitad fue verde; Peláez empató en un córner. Después de una gran exhibición de Blanco, México dio la vuelta a la pizarra con un doblete de Luis, marcador final 3-1.

Seis días después, el rival en turno ahora era Bélgica. La escuadra de Manuel Lapuente recibió el primer gol en contra del arco de Campos al final de la primera mitad. Iniciando el segundo tiempo los europeos anotaron de nueva cuenta. Justo cuando las esperanzas comenzaban a escapar, un penal que Aspe cambiaría por gol revivió los ánimos del equipo, momentos más tarde, Cuause lanzó para rematar un difícil balón que venció al meta belga, México había conseguido la igualada. Marcador final 2-2.

La Selección mexicana llegaba a su tercer cotejo contra el rival más poderoso del sector: Holanda, la llamada Naranja Mecánica. El partido comenzó y la moneda estaba en el aire, el equipo azteca necesitaba al menos un empate, pues la derrota en combinación con una victoria de los belgas ante Corea significaría la eliminación.

Los primeros instantes fueron un tormento, el Tri no metía las manos, Holanda, comandada por Cocu, De Boer y el arquero Van Der Sar,  rápidamente se puso al frente en el marcador con un contundente 2-0. Avanzada la segunda mitad, Peláez acortó distancia, pero sin duda, el clímax del partido fue el gol de Luis Hernández, quien paralizó a México con ese último sprint a segundos del final,El Matador, más con ímpetu y con garra que con piernas, detuvo el corazón de todo un país y luego lo hizo estallar de alegría. Es día marcaría uno de los goles más emblemáticos de su vida.

México avanzó, Alemania estaba enfrente, sorpresivamente los nuestros le hicieron partido a los teutones. Fue en la segunda mitad cuando El Matador rompió las redes alemanas. El mismo Luis pudo haber convertido el segundo; sin embargo, dejó ir una oportunidad clara. Al final los europeos le dieron la vuelta eliminando a una generación dorada del futbol azteca.

El Apertura 2006, inolvidable para Chivas

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La Liguilla está en marcha, las Semifinales están servidas y, en pocos días conoceremos al campeón del Apertura 2014 del campeonato mexicano: América, Tigres, Toluca o Monterrey, escuadras que competirán por saborear las mieles de la victoria. Sin embargo, mientras unos celebran otros sufren, tal es el caso de Chivas, que hoy se debate en una lucha entre permanecer en el máximo circuito o perder la categoría. Un día como hoy pero de hace 8 años, el Rebaño Sagrado disputó el partido de Vuelta en una Semifinal, la del Apertura 2006, ante el rival de siempre, el América, serie que ganó para después conseguir su onceavo y último título de su historia ante el Toluca.

Aquella temporada, los tapatíos mostraron un buen futbol. Se clasificaron a la Fiesta Grande mediante la repesca, en donde enfrentaron al Veracruz, equipo que despacharon con un contundente marcador global de 6-1. Al mismo tiempo, el que sería su rival en la final: el Toluca, dejaba fuera a los Jaguares de Chiapas en la otra serie de repechaje.

Los de la Perla de Occidente enfrentaron al Cruz Azul en la llave de los Cuartos de Final,  cruce que finiquitaron en el partido de Ida, en donde los dirigidos por el Chepo de la Torre vencieron a los capitalinos 2-0. La Vuelta fue complicada, pero los cementeros quedaron una vez más en el camino por marcador agregado de 2-4.

Las Semifinales estaban listas: América vs Chivas y Toluca vs Pachuca, ambas series a disputarse del 29 de noviembre al 3 de diciembre de ese año. El primer cotejo para los jaliscienses fue de locales, encuentro que finalizó 2-0, marcador suficiente para manejar a los de Coapa. La Vuelta fue el domingo 3 de diciembre, partido en el que los azulcremas salieron a darlo todo; sin embargo, no pudieron frente a la sólida saga rojiblanca comandada por Héctor Reynoso y el Maza Rodríguez, quienes frenaron los embates de Salvador Cabañas y compañía, la pizarra en el Azteca quedó en un 0-0.

Mientras tanto, la otra llave se definía aquel mismo día en la capital del Estado de México, en donde después de un marcador tablas en la Bella Airosa, los pupilos de Americo Gallego derrotaron en el Nemesio Diez a los Tuzos con un solitario gol por parte de los rojos.

Días más tarde, las Chivas en el mismo Infierno se adjudicarían el gallardete de mano de Adolfo El Bofo Bautista, brindando alegría a la afición del Rebaño, esa misma afición que hoy sufre con las actuaciones de un equipo que ha dejado de ser grande.

La sonorense más rápida del mundo

Athletics - IAAF World Athletics Championships - Paris 2003 - Women's 400m Final

Los latidos del corazón se aceleran con cada zancada, el tiempo parece que se detiene, el aire se rompe y, los fotógrafos se preparan para capturar el momento preciso en el cual el atleta más veloz atravesará la meta. Así fue como la corredora más rápida del globo en su época: Ana Gabriela Guevara, atravesó la línea de llegada en primer lugar para adjudicarse la medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador, El Salvador, el 2 de diciembre de 2002, uno de los años más prolíficos de su trayectoria.

Luego de incursionar en el mundo del basquetbol por un corto tiempo, en 1996 y 1997, Ana obtuvo sus primeras medallas de oro en la pista, al salir campeona en los 400 y 800 metros en la Olimpiada Juvenil, ese fue el momento en el que una leyenda del atletismo mexicano surgió con la calidad de una campeona del mundo

Sin duda el 2002 fue un año inmejorable para la sonorense, pues compartió con tres atletas el premio de un millón de dólares en barras de oro de la Golden League de la IAAF al ganar todas las pruebas de 400 metros en las siete competencias de ese año. En la Copa del Mundo de Atletismo Madrid 2002 obtuvo dos medallas de oro: una en la prueba individual y la otra con el relevo 4×400 representando al continente americano. En la edición de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de ese mismo año conquistó las medallas de oro en las mismas pruebas (400 metros individual y relevo 4×400).

La tarde de aquel lunes 2 de diciembre, la mexicana salió con el sello de favorita en la prueba ante la ausencia de las corredoras jamaiquinas y cubanas, y así fue, la sonorense se coronó sin mucho problema, pues no tuvo sombra que la acompañara más que su propia silueta en la pista azul del estadio Flor Blanca, donde el numeroso público que la fue a ver guardó silencio hasta que estalló cuando Ana cruzó la meta.

Guevara paro el tiempo del cronómetro en 51:87 segundos superando a la dominicana Lorena Rosa, quien arribó segunda con 53:09, y tercera la venezolana Ileana Pacheco con  53:18.